Friday, September 23, 2005

Carlos Teodoro

Éste es el nombre de mi abuelo. Una persona demasiado importante para mí. Él lo sabe de sobra. Lo he entevistado un par de veces y de esas conversaciones voy a sacar unas frases escogidas, como un homenaje en su cumpleaños número 75.


"Hay que estar siempre en movimiento, haciendo algo, si no te aburres. Ves televisión, un rato, una hora, y te aburrió. Tocas guitarra otra media hora, te aburrió. Lees un rato y listo. Y empiezas a darte vueltas. ¡Chuuu!...Interminables esas vueltas."


"De repente uno hecha de menos, no para ponerse a llorar, pero se hecha de menos. Por ejemplo un domingo, almorzando los dos solos con la vieja. Antes, siempre había un nieto aquí, un hijo allá. No faltaba. Y ahora almorzamos, conversamos lo necesario y ya está. Yo por eso a veces me compro mi cajita de vino para salir de onda. Ahí me pongo más alegre."


"Parece que el hombre no sufre, pero algo siente."


"Hacía la cimarra con mis amigos. Íbamos al río Mapocho a bañarnos en verano. En esos tiempos el Mapocho estaba limpio, y en el invierno salíamos a pasar la hora por ahí. Al cine. Estaban los rotativos. Empezaban a las nueve de la mañana y terminaban a las doce de la noche. Valía diez centavos la entrada. Podías estar todo el día. Llevaba pan y chancho para adentro y lo comíamos."


"Lo pasaba bien con la pelusá: El pat’e lancha, el 'chico e’ la nariz', 'el barata' . Todos tenían sobrenombre. A mí me decían el 'rucio'. Todo el pelo que se me ha caído era medio amarillo."


"Un chalequito por allí, unos zapatitos por allá. Demasiado pobre no era, pero el frío queda marcado, no se olvida nunca. Esa era la niñez. "


"Después de la pega era puro juaneteo. Íbamos a cachurear al río. La vida era el río. Venían a botar los escombros de las construcciones. Traían pedacitos de madera, fierros, todo lo que es cachureos. Éramos un grupo de cabros que juntábamos cosas y ahí mismo las vendíamos. La leña la llevábamos para la casa, para la cocina y teníamos plata todos los días. "


"... entré a las divisiones inferiores del equipo de mis amores, el Magallanes, donde jugué de centro foward. Era bueno, pero no seguí jugando cuando grande. No tenía gente que me apoyara. Mi papá no me pescó mucho."


"Hay un dicho muy sabio: 'nadie nos enseña a ser padres', y es verdad."


"Y todavía la quiero. La conocí cuando era chico. Frente a mi casa del barrio Yungay pasaba una chiquilla que le iba a dejar el almuerzo a su papá. Yo me subía a la pandereta y le silbaba. Ella me hacía un desprecio. En ese tiempo se usaba eso para que nosotros las siguiéramos conquistando."


"En los tiempos de la UP, antes del “pronunciamiento”, o eras izquierdista o eras de la Democracia Cristiana o eras momio. Había que definirse. Yo me fui por la Izquierda. Así, aparte que era media ideológica la cosa, se conseguía más pollo y más azúcar. "


"Inventé un jabón súper bueno. Se llamó "Jabón Toqui" y tenía una aviso en la radio que decía :'Economía y limpieza, Jabón Toqui en su alteza'. Fue muy famoso mi jabón."


"Cuando nos reuníamos frente a la fogata, en el terreno que compramos a medias. Entre las cabañas que construimos de a poco y cantábamos las zambas de Los Chalchaleros o 'Las Playas de San Sebastián', era feliz, muy feliz. Porque veía que todos estaban contentos. He soñado varias veces con los cuatro tocando de nuevo allá. En una de esas me voy luego a verlos, antes de lo que creo."

La sabiduría de los viejos y sus historias son siempre una inspiración...¡feliz cumple abuelo!

Sunday, September 11, 2005

11 de Septiembre

No encontré otro título más apropidado para este post. Vengo de la radio, no me pidan mucha creatividad un domingo a las doce de la noche.

Hoy estuve todo el día atento a las muchas ceremonias que se realizaron -de un lado y del otro - para recordar la gloria de Allende o Pinochet, todo depende del gusto de las personas.

En fin, traigo esto a colación porque esta semana fue de mucha reflexión interna respecto a esto del 11 de septiembre y todos los factores que cruza. Además, me inscribí en los registros electorales, por lo que todo confluyó para que escriba este texto. No tengo otra cosa en la cabeza.

Y es que lo que pasó el jueves en el campus Juan Gómez Millas me hizo repensar el asunto. Fui testigo de cómo los policías entraron a la Úniversidad, rociaron con una especie de ácido la cara de un alumno de sociología y tiraron bombas lacrimógenas a personas que, antes de que los pacos entraran, estaban en clases o en los pastos viendo cómo los encapuchados tiraban cosas. O sea, gente inocente. Una de ellas le partió la cabeza a una niña. Se llama Erika Jamett y estudia antropología.

Un dato relevante es que el procedimiento para lanzar lacrimógenas dice que éstas se deben apuntar a 45 grados hacia arriba. Acá los "efectivos" lanzaban de frente.

Esto es muy fuerte. Los que me conocen saben que yo nunca he estado de acuerdo con los encapuchados. No me gusta su forma ni su fondo. Su lucha me parece barata y falta de contenido, falta de todo. Y siempre que escuchaba la típica frase de que "la policía nos reprime con violencia" mi cabeza tiende a inclinarse hacia la postura que dice que los carabineros responden a las probocaciones: "si los encapuchados huevean, los pacos van a responder".

Pero ese jueves le dio -en parte- la razón a quienes protestan. Apenas tiraron las lacrimógenas, muchos de los que estaban echando a los carabineros - insisto, a cara limpia- comenzaron a tirarles piedras. Yo no estaba precisamente ahí, pero un amigo (saludos Florit)me dijo que "daban ganas de hacerlo".

Y es que de verdad daban ganas de romper con la impotencia que acciones como esta causan. La policía aprovechándose de su rango de "autoridad", de sus pistolas lanzabombas, de sus trajes acondicionados y del típico miedo que nos dan los pacos, para aprovecharse y jugar con nosotros. Sí, jugar a que ellos son bacanes y que tienen la facultad de llevarnos detenidos a pito de nada o pueden trarnos bombas lacrimógenas sin sanciones reales.

Si nos escandalizamos por estas cosas ¡Cómo debió ser antes!, cuando se pelearon cosas realmente importanes. Cuando eran todas las fuerzas armadas las que estaban pendientes de tí. Cuando la CNI, la DINA y los milicos perseguían a personas, los torturaban, los mataban y hasta los lanzaban al río. Si algunos sentimos un poco de miedo, eso no es nada con el terror de esos tiempos. de sólo pensarlo se me aprieta la guata.

((Un paréntesis)) Revisando las fotos de ese día, las lacrimógenas fueron como de picao, no? Yo creo que se sentían tan invadidos por los muchos estudiantes que salieron de las salas para echarlos de la U, que no resistieron más los "¡fuera, fuera!" y de puro miedo y humillación atacaron.

Nunca me había sentido tan impotente frente a la acción de "la autoridad". Ahora que lo pienso, la impotencia lleva a veces a las reacciones violentas. Como actuar a rostro cubierto tirando piedras. Mejor me quedo callado. "Nunca digas nunca", afirma el adagio.

Saludos