Monday, August 22, 2005


"El periodismo es una mierda, un oficio de mierda"

Estas fueron las primeras palabras de Mirko Macari, alguien que goza de la provocación. Una especie de Marqués de Sade que busca torcer nuestras entrañas en todo momento, revolver nuestro estómago es su objetivo.

Y lo logra. Nadie queda indiferente y Mirko goza con ello. Goza porque dice lo que todos sabemos con una simpleza que nos cala los huesos. En un mundo llego de hipócritas y excesos de diplomacia, aparece Macari con su aguja sincera y nos clava en las venas su veneno de la verdad sin anestesia. Y eso nos encanta.

Como editor de La Nación Domingo -cargo que dejó- se propuso "cagarle el domingo a alguien", como le dijo un amigo. Y nuevamente le resulta, con una idea de hacer un periodismo más frontal, pero con bases. Pero - eso sí - nada de disparar a la bandada, ni atacar a por atacar, "hay que saber hacerse el muerto" es una de sus máximas. Esperar el momento preciso para morder a los poderosos, como lo hacen los buenos perros guardianes.

Para Macari, no hay periodismo sin no hay un poderoso en el otro extremo, es la única vía por la que se puede llamar periodismo a este oficio. La relación con el poder es lo que lo mueve para hacer lo que hace, a tomar este oficio de mierda y sacársela a quien realmente importa. Difícil postura la que toma, sobre todo cuando trabaja en un medio que es propiedad del Estado. "La vereda del poder es la del frente" dice Mirko convencido. Y así debe ser.

Pero el estar siempre en la vereda del frente mordiendo al poder tiene sus costos. Muchas veces ha pasado malos ratos con su labor. "No muerdas la mano que te da de comer" es una frase que Macari tuvo que conocer a la fuerza. Tenían preparado un extenso reportaje sobre la Ley de Pesca, donde se discutía la participación de los hermanos Zaldívar en las pesqueras.

Prontamente, desde La Moneda, se contactó al directorio de La Nación, el cual hizo llegar sus presiones hasta el director del medio, Alberto Luengo, para "bajar" el artículo. Mirko y su equipo decidieron renunciar. Sin embargo, su salida fue con elástico, pues acordaron un artículo del gusto de todas las partes. Así es la relación con el poder: "hoy estamos en un conflicto y mañana estamos en un negocio" dice.

Hay que saber vivir con eso, sobre todo en un oficio como este. Cuando una edición titula "Los Top Ten de la Tortura" y aparecen algunos de los hombres más poderosos de chile no es difícil que le lleguen dardos en contra; y llamadas telefónicas y presiones solapadas. En cierto modo se las buscan.

Pero todas estas presiones se generan por algo. Quienes reciben los golpes les duele. Como Nicolás Ibáñez, de la cadena D&S, quien tuvo que "secuestrar" toda una edición para tratar de evitar la difusión de un reportaje sobre su episodios de violencia intrafamiliar. Nunca se habían vendido tantos ejemplares.

Detrás de todo esto hay un negocio. El periodismo por más crítico y guardián del poder lo debe asumir. Mirko lo hace como todos os editores: "subirse a un polémica impopular no conviene". No queda otra que asumirlo y seguir siendo desfachatado. "Es un negocio y qué tanto" pareciera decirnos Mirko mientras nos mira con su sonrisa irónica, su aguda voz y su carácter desfachatado.

Por eso el periodismo es una mierda, porque es un negocio y qué tanto, porque detrás de la hidalga labor del contrapoder está el negocio y punto. Porque en Chile no queda otra que venderse un poco, aunque se luche por no hacerlo.

El "periodismo independiente" trata de surgir en un ambiente lleno de auspiciadores y pocos lectores, con la esperanza de transformarse en el futuro en un referente obligado de la gente.
El periodismo es una mierda, un oficio de mierda, pero nos encanta y a Macari También.

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